Lo que me vino a la cabeza en ese momento no era que con un poquito de sentido común te sacas la carrera de lo tonta que es. Si no que en mi día a día y en mis relaciones sociales y afectivas yo hacía exactamente eso: posicionaba a los que me rodeaban en función de cómo se comportaban. Por su forma de relacionarse conmigo, pero sobre todo por sus actos los sentía más cerca o más lejos de mí. Recuerdo que lo dibujé en forma de círculos concéntricos y que lo comentaba con mis compañeros. Pues ya podía yo haber invertido en copyright porque al fin y al cabo Google+ va de eso y parece que va a ser lo más.
Si ya me dijo Olguita que escribiera un libro y no le hice caso. Si estuviéramos en los Unaited Esteits os aseguro que les ponía una demanda y con lo que les sacaba me montaba un chiringuito en el Caribe. En EEUU, claro, porque en España con un mail de Hotmail fechado del 2008 como prueba no te dan ni una bolsa de pipas Churruca.
Pero hablemos del funcionamiento de mis círculos. Estar cerca del núcleo en realidad es tan poco complejo como ser publicito: si uno es coherente y lo que dice cuadra con lo que hace no hay ningún problema para mantenerse ahí. Pero Oh, cielos! Salir propulsado es igual de fácil (y meteórico añadiría yo). La buena notícia es que son muy flexibles... o yo muy magnánima.
Por qué no escribí el libro está muy claro. Que sepa expresar con bastante exactitud mis ideas y emociones no significa que tenga dotes literarias. Simplemente que puedo comunicar de forma fidedigna lo que pienso y siento. Eso no es ninguna ventaja, al fin y al cabo a quién le importa lo que yo pienso y siento.
Es por eso que ahora cada vez que tengo una idea siento la tentación de mandar un mail a organizaciones tan variopintas como Sony Entertainment, TV3 o la NASA. Suerte que aún me queda un poco del sentido común que me ayudó a licenciarme y me reprimo. Lo que menos necesitamos es que me encierren en el Frenopático (toma concepto Out para acabar en lo más alto).
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